Anticlinal: ondulación o pliegue en forma de arco, convexo, pues su flanco diverge hacia la base. Sus materiales más antiguos se encuentran en el núcleo.
Basáltica: son rocas eruptivas formadas por magma pobre en sílice. Constituyen los fondos de las cuencas oceánicas.
Batolito: masa de roca intrusita o magmática formada a gran profundidad y que en un momento dado aflora en la superficie.
Calizas: rocas sedimentarias compuestas esencialmente por carbonato calcio fundamentalmente en los fondos marinos, por lo que contienen restos orgánicos. Son rocas compacta susceptibles a la meteorización química por la presencia de anhídrido carbónico disuelto en agua.
Campiña: llanura suavemente ondulada recorrida por un rió formada sobre materiales blandos, como ocurre en la campiña del Guadalquivir.
Cárcavas o “bad lands”: abarrancamientos o arañazos superficiales que aparecen en rocas poco coherentes, como las arcillas o margas, por efecto de la erosión fluvial en un terreno inclinado.
Carst: formas de relieve característico de un macizo calizo, que al sufrir meteorización química provocan un paisaje de aspecto ruiniforme. En la superficie presenta lapiaces (acanaladuras mas o menos profundas muy próximas unas a otras) y depresiones (“Torcal de Antequera” y Ciudad encantada de Cuenca).
En profundidad aparecen grutas subterráneas por la circulación del agua que al encontrar estratos impermeables suponen el nivel de base de la circulación hídrica.
Las surgencias del agua también son características (“Ojo del Guadiana”, Ciudad Real).
Caudal: cantidad de agua que circula por un cauce en un punto dado, se mide en m2/seg.
Este caudal bruto del rió varia mucho de un año a otro (en España los menos irregulares son los de la vertiente cantábrica) o en el mismo año según la época del año (crecidas y estiaje) tienen difícil comparación con otros ríos, por lo que se utiliza el índice de caudal especifico o índice de escorrentía, que pone en relación el caudal absoluto con el tamaño de la cuenca hidrográfica, expresándose en L/m3/seg.
